La cuerda tensada

Israel se avecina a la cuarta elección en dos años y el panorama está cada vez más difuso. A pesar de las causas de corrupción, la crisis económica y la pandemia, Benjamín Netanyahu siempre parece salir fortalecido.

Por Diego Mintz

Si las casas de apuestas hubiesen cotizado el acuerdo de rotación entre Likud y Azul y Blanco, la opción de Netanyahu efectivamente pasándole el mandato a Benny Gantz en noviembre de 2021 hubiese pagado fortunas inéditas. Ni el propio Gantz creyó por un momento que iba a ser primer ministro por esa vía. Y hoy, con su popularidad y caudal de votos triturados, tampoco parece que haya otra.

Los trucos de la galera de Netanyahu no se repiten, pero vienen cada vez de peor calidad. Esta vez alcanzará con esquivar el presupuesto para que la Knesset se disuelva automáticamente (o la disuelva la oposición unos pocos días antes, a esta altura es lo mismo). Otro gobierno provisional sin parlamento ni sesiones, otra campaña electoral, y otro barajar y dar de nuevo que puede llevar a un ciclo de múltiples elecciones. Si tomó tres intentos y un año y medio formar un gobierno de unidad entre los dos candidatos más votados, nada asegura que no se repita el proceso para formar el próximo. La diferencia es que el contendiente de Bibi ya no será la centroizquierda-incógnita y a veces incongruente, sino Naftali Bennett, tanto o más a la derecha que Netanyahu.

El eje se sigue corriendo a la derecha con la implosión silenciosa de Avodá y el coqueteo probablemente inconducente de Meretz con la Lista Conjunta de partidos árabes. La esperanza de los anti-Bibi está otra vez en la inclusión de nuevos generales retirados a las filas de los nuevos partidos que podrían o no nacer luego de la trituradora de alianzas que será la disolución del parlamento, con Azul y Blanco y Yesh Atid-Telem. al borde de sendos colapsos.

Más allá de una temporada como ministro de Finanzas, Yair Lapid no tuvo cargo más importante que el que ostenta hoy, como jefe de la oposición. Llegó casi de rebote, por la ruptura con Gantz, no por la cantidad de votos propios. Por eso no termina de sorprender que elementos de su partido, originalmente un proyecto personal, le pidan internas.

Lo mismo podría suceder en Likud, un partido histórico, tal vez el único partido real que queda en Israel. De cara a la elección de 2020 Netanyahu le dio el gusto a Gideon Sa’ar de ir a una interna cabeza a cabeza, confiado de que no habría margen para que le disputen el liderazgo que ostenta desde hace casi 3 décadas. Su 70% fue contundente.

Está claro que no es la interna partidaria la que lo separa de un nuevo mandato como primer ministro, sino más bien una nueva clase de interna, la de la derecha. Naftali Bennett crece en las encuestas, en una actitud pendular hacia Netanyahu. Sin ir muy lejos, fue su ministro de Defensa hasta el nuevo gobierno, cuando aprovechó para levantar el perfil con una serie de comunicaciones inteligentes sobre cómo atacar la pandemia. Su imagen e intención de voto crecieron por su propio mérito, pero también por ser lo más parecido a Netanyahu en el menú. ¿Y qué lo hace perder votos al premier? La economía, estúpido. Por primera vez en siglo XXI la economía es tema de elecciones. Los acuerdos de paz con países del golfo son bienvenidos por todo el espectro político, y la distribución de la vacuna puede ser una oportunidad para redimirse de las numerosas desprolijidades de la lucha contra el virus. Pero mientras el número de desempleo, hoy en 16%, no se acerque significativamente al 3% que el propio Bibi cultivó y regó durante 11 años, la fuga es inevitable.

Todo esto sin mencionar que en enero subirá al estrado, y aún no termina de estar claro el impacto que generará esa foto. Es cierto que su base de votantes parece capaz de dejarle pasar todo, pero las acusaciones de lawfare y fake news no son bien recibidas por el votante israelí, ni siquiera por los incondicionales.

¿Por qué Netanyahu se distancia entonces del proyecto de disolución de la Knesset? Para hacer lo que mejor sabe. Tomar carrera y tirarse al agua de la campaña, donde se mueve como el mejor pez.

 

Diego Mintz

Periodista y productor multimedia. Editor de noticias en KAN en Español, Radio Nacional de Israel. Fue coordinador de podcasts en Radio Nacional Argentina y comunicación digital del Teatro Colón de Buenos Aires. Actualmente vive en Jerusalén, Israel.